Este tipo de iniciativas alinean el software heredado con los nuevos requisitos técnicos y comerciales. Para mantener o aumentar las capacidades y el rendimiento de los sistemas de TI, introducen tecnologías modernas en las soluciones actuales, o las reemplazan.
Su relevancia es tal que un estudio encontró que la sustitución o la reconfiguración de aplicaciones heredadas fue una de las diez mayores inversiones en TI para las empresas en 2020, junto con la computación en la Nube, la ciberseguridad y big data, entre otras.
Es sabido que lidiar con software obsoleto y deuda técnica dificulta la adaptabilidad del negocio y reduce su competitividad a largo plazo. En cambio, la modernización prepara a las organizaciones para aprovechar nuevas oportunidades comerciales. Y, además, habilita el avance de la transformación digital en las organizaciones.
Tecnologías modernas
La modernización de aplicaciones es un proceso continuo e incremental que puede presentarse de muchas formas, como una reingeniería de código, migración a la Nube, modernización de la recopilación y gestión de datos, extensión de la funcionalidad, auditoría de UX o rediseño.
Para llevar adelante esta modernización hay algunos aspectos claves. En primer lugar, hay que analizar la situación actual del software y evaluar qué transformaciones serán necesarias para dar respuesta a las necesidades actuales y futuras de la empresa. En estos procesos es fundamental planificar, definir los objetivos de la modernización y organizar un enfoque gradual, identificando qué áreas del software heredado deben permanecer como están, y cuáles se actualizará esta vez. También hay que tener en cuenta el riesgo de la migración de datos heredados para determinar qué medidas de contingencia habrá que considerar.
Antes de evaluar cómo modernizar las aplicaciones principales convendrá decidir qué infraestructura tendrán: local o en la Nube. Esta última brinda flexibilidad y “hoy en día puede ejecutar tanto las aplicaciones con arquitecturas tradicionales, como las más recientes (por ejemplo, las arquitecturas basadas en microservicios y las arquitecturas sin servidor)”.
Transformación digital
La estrategia de modernización de aplicaciones debe ajustarse a las necesidades particulares de la organización. En definitiva el principal objetivo de modernizar las aplicaciones es alinear sus funciones con las de su estrategia corporativa y con los flujos de trabajo comerciales. Para ello hay que reconocer los desafíos y considerar qué resultados positivos es necesario lograr para el negocio. Y luego también es importante elegir una metodología de desarrollo que se adapte a la empresa.
El enfoque ágil y la cultura DevOps ofrecen la posibilidad de desarrollar, probar y desplegar software de modo constante, lo que acelera los lanzamientos. Por su parte el método en cascada puede ser adecuado para empresas que tienen una visión clara de qué actualizaciones específicas necesitan.
Al comenzar a desarrollar y verificar las aplicaciones modernizadas es fundamental identificar sus fallas y defectos lo más rápido posible, ya que esto reduce los costos de reparación y mantenimiento. Por ello hay que realizar numerosos enfoques de prueba y chequeos para obtener un análisis exhaustivo del rendimiento y su impacto en los procesos y flujos de trabajo comerciales. Y, además, es preciso establecer un mecanismo de gobierno de TI adecuado, lo que ayudará a destacar las actividades comerciales y de TI centrales y permitirá estar actualizados sobre el estado del proyecto y la aplicación. En una economía sumamente cambiante las organizaciones y su software necesitan ser ágiles y escalables.
Desde Baufest ayudamos a lograr este objetivo actualizando las arquitecturas, las plataformas, la aplicabilidad y la estabilidad de las aplicaciones, asegurando la continuidad de las personas, del negocio, de la información y de las funciones.