Cada vez mas las empresas pagan un precio cuando infravaloran la importancia estratégica de producir un software excelente.
Uno de los pilares para crear un software diferencial y experiencias digitales superlativas es que las empresas se comprometan con la agilidad y con las prácticas ágiles. Pero la realidad es que con ello no basta: además es preciso que las organizaciones comprendan claramente sus brechas de capacidad, y que se enfoquen en mejorarlas a todas.
Muchas empresas reconocen los beneficios iniciales de la adopción de la filosofía y de las prácticas ágiles. Pero luego se atascan en una “meseta ágil” en la que ya no logran traducir esos beneficios en ganancias comerciales incrementales.
¿Cómo salir de este atasco? Como se indica en esta nota, la forma en que las empresas de tecnología encaran el desarrollo de software y elaboran productos puede servir como guía: por lo común estas compañías desarrollan un conjunto de capacidades que aprovechan al máximo lo ágil, entre las cuales conviene destacar las siguientes
- Basan cada decisión en el valor que se aporta al cliente a través de la gestión de productos de clase mundial, el diseño de experiencias y la adopción de un modelo operativo basado en productos y plataformas.
- Crean una cultura de ingeniería de software que nutre y celebra la artesanía técnica, empodera a los equipos y les proporciona altos niveles de seguridad psicológica, además de apoyar a los desarrolladores con automatización y herramientas de clase mundial.
- Incorporan los datos y el análisis en todos los niveles de desarrollo de productos.
Esta investigación de McKinsey, muestra que el producto, la ingeniería y el diseño trabajan juntos en las principales compañías. Por ejemplo, “las empresas en el cuartil superior de una capacidad tienden a estar en el cuartil superior en otras. También se refuerzan mutuamente: el impacto de ser bueno en todas las capacidades es mayor que ser asombroso en una y mediocre en otra”.
Soluciones tecnológicas
Para avanzar en el camino de la innovación un requisito fundamental es escalar las capacidades que se centran en el cliente, entre las cuales se destaca la gestión de productos (product management). El objetivo de esta última es “comprender las necesidades de los usuarios y las empresas y hacia dónde se dirige el mercado, y luego traducir esa comprensión en estrategias viables, mapas de ruta y trabajos pendientes del equipo”.
Resulta vital que estas funciones se encarguen a personas con profundas habilidades técnicas, perspicacia comercial y fluidez en los procesos impulsados por el diseño y construidos alrededor del cliente final. Además, las empresas deben integrar el diseño de experiencias –esto es, la capacidad de comprender las preferencias del usuario y los patrones de uso y crear experiencias que los deleiten- en todos los aspectos del desarrollo de productos o servicios.
Otro requisito clave es crear una cultura de ingeniería de software: para ello, además de invertir en capacidades y herramientas DevSecOps, las compañías deben desarrollar los procesos que permiten que esas herramientas funcionen bien juntas. También tienen que construir una cultura de ingenieros empoderados –lo que en los hechos implica adoptar y fomentar las prácticas de código abierto e incorporarlas también a nivel interno–. Además de usar software de código abierto (OSS), se trata de fomentar la contribución y la participación en la comunidad open source, y de adoptar un enfoque similar para compartir código internamente.
Prácticas ágiles
Por último, para crear experiencias digitales diferenciales las organizaciones necesitan integrar datos y análisis en todos los lugares que puedan a lo largo del proceso de desarrollo de soluciones tecnológicas y de productos / servicios: “Las empresas de tecnología líderes hacen que los científicos y los ingenieros de datos sean parte integral de los equipos de productos ágiles e invierten en una sólida infraestructura compartida de datos y análisis. Se basan en los datos y el análisis para tomar decisiones y educan a toda la empresa sobre su poder”, dicen los autores.
El riesgo de las empresas no aborden estos desafíos es que se queden estancadas en esa “meseta ágil” –es decir que mejoren la forma en que ponen en práctica las metodologías ágiles, pero que eso no se refleje en mejoras en los resultados comerciales-.
Para profundizar en este enfoque invitamos a leer esta nota.