Y tal como se indica en esta nota, hay cinco tendencias concretas que se revelarán con especial fuerza.
La primera de ellas tiene que ver con la expansión del uso de los pagos digitales (mayoritariamente usados hasta ahora en retailers, hoteles y restaurantes) a nuevas industrias, en combinación con nuevas formas hibridas de relacionamiento. Esto afectará por ejemplo a la entrega de comestibles, a la industria del turismo, seguros y a la de las telecomunicaciones donde también comenzará a verse un mayor uso del modelo de suscripción.
En segundo lugar, se espera que las compras en las tiendas regresen con mayor plenitud, aunque con un giro. Básicamente se combinarán los flujos en línea y fuera de línea de manera más flexible. Y las marcas que brinden personalización en la experiencia que ofrecen a sus clientes y comodidad en la tienda correrán con ventajas.
En este contexto el uso de datos de pagos para conocer más y obtener insights de los clientes puede resultar fundamental para fidelizarlos.
Comercio social y superapps
Una tercera tendencia será el avance del comercio social, ya que actualmente en las redes sociales cada fuente de noticias y cada historia puede ser un canal de ventas. De hecho, las principales plataformas de redes sociales ya están ofreciendo capacidades de compra integradas y esto se extenderá a otras. Y la tecnología de los medios de pago electrónicos jugará un papel clave facilitando a los creadores de contenido la obtención de propinas o comisiones sobre los ingresos por publicidad.
Otro fenómeno que pica en punta será el auge de las superaplicaciones (superapps) impulsadas por métodos de pago como billeteras digitales, bajo el concepto de «compre ahora, pague después». Las superapps no serán solo medios de pago electrónico, sino aplicaciones integrales que por ejemplo permitirán comprar boletos, reservar hoteles, pagar en línea, llevar una licencia de conducir, etc. Esto probablemente traerá más supervisión regulatoria a este espacio.
Finalmente, la quinta tendencia que se anticipa es que las plataformas incorporarán pagos integrados para servir mejor a los usuarios de las pymes.
Todo parece indicar que 2022 será otro año prometedor para los pagos digitales. Y en este sentido, como en otros, las empresas tendrán que escuchar a los consumidores, que son los que finalmente determinarán qué innovaciones realmente llegarán para quedarse.
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