Cada 17 de mayo se celebra el Día Mundial de Internet en conmemoración de la fundación de la Unión Internacional de Telecomunicaciones, con el objetivo de promover la importancia de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) en la sociedad actual. Esta celebración reconoce una herramienta que ha revolucionado la forma en que interactuamos, trabajamos, estudiamos y nos entretenemos a escala global.
Desde su creación el 7 de abril de 1969, Internet ha facilitado una conectividad global sin precedentes, acercando a personas y culturas de todo el mundo. Sin embargo, junto con su crecimiento exponencial, que ahora abarca a un 94% de hogares en las regiones más pobres y un 98% en las más ricas del mundo, según datos internacionales recientes, el ciberespacio también se ha convertido en un lugar donde acechan diversos peligros, reflejando los del mundo físico.
Por ejemplo, el fraude relacionado con nuevos métodos de pago alcanzó el 38% a nivel mundial en 2023, abarcando estafas con billeteras digitales, aplicaciones de pago, criptomonedas y esquemas de «compre ahora, pague después», según indica el estudio «El Verdadero Costo del Fraude en América Latina» realizado por Forrester Consulting.
Estas estadísticas demuestran que los ciberdelincuentes mejoran constantemente sus técnicas y poseen más herramientas para lograr sus objetivos. En particular, Estados Unidos se encuentra entre los países con mayores amenazas cibernéticas a nivel mundial. Esto incluye un aumento en la incidencia de ransomware y phishing, registrando 17 veces más incidentes que en 2021 y 2022, según las últimas cifras sobre ciberdelitos presentadas en la reciente Cumbre de Ciberseguridad.
Ante este panorama, las empresas tecnológicas tienen ahora más que nunca la responsabilidad de crear plataformas seguras que garanticen la protección de datos y protejan a las empresas de cualquier tipo de ataque. Se trata de evaluar riesgos y desarrollar soluciones que aprovechen el potencial de Internet mientras se asegura una navegación segura.
En Baufest, promovemos proyectos que utilizan las metodologías más innovadoras, como DevSecOps, una filosofía donde la seguridad se integra en todos los flujos de trabajo. Este enfoque es transparente para los desarrolladores y preserva las capacidades de trabajo en equipo, agilidad y velocidad inherentes a DevOps y entornos ágiles.
Sin embargo, no se trata solo de construir plataformas seguras; también debemos alentar a las organizaciones públicas y privadas a colaborar en iniciativas que fomenten el acceso universal, la alfabetización digital y combatan la persistente brecha digital. A nivel mundial, menos del 50% de la población tiene conectividad de banda ancha fija y solo el 9,9% tiene fibra de alta calidad en casa, según datos del Banco Mundial.
Lograr la alfabetización digital en toda la población no es una tarea fácil. Implica no solo saber cómo utilizar dispositivos electrónicos o navegar por Internet, sino también comprender cómo funcionan las herramientas tecnológicas, discernir información relevante de fuentes en línea confiables y proteger nuestra privacidad y seguridad digital.
Sin embargo, invertir en alfabetización digital es imperativo. Al promover la alfabetización digital, proporcionamos conocimientos tecnológicos a todas las personas, promovemos una mayor inclusión social y equidad, y fortalecemos el desarrollo económico y social colectivo.
Hoy es un momento crucial para redoblar esfuerzos y superar los principales desafíos que enfrenta nuestra sociedad de la información, que depende de la tecnología para mejorar cada aspecto de la vida y los negocios. Aunque el camino por delante sigue siendo largo, confío en que la sociedad, las empresas y los gobiernos contribuirán a nuestra continua evolución en esta nueva era digital, aprovechando las ventajas que ofrece Internet.