Y esto se refleja en las cifras de adopción: según un informe de 2019, por ejemplo, el 91% de las empresas ya usaba la Nube pública y el 72% una privada. La mayoría de las empresas utilizan ambas opciones, y el 69% optaba por una solución de Nube híbrida. Por otra parte, el 66% de las empresas ya tenía un equipo de Nube central o un centro de excelencia en la Nube; y otro 21% planeaba tenerlo en un futuro próximo.
Pero más allá de este panorama favorable, hay una realidad que también debe señalarse. Y es que el hecho de desplegar un esquema operativo que habilite a extraer todo el valor que tiene el entorno Cloud, sin quedar empantanado en las complejidades que presenta la migración, no es una tarea sencilla. Por lo común, las compañías encuentran algunas dificultades para trascender el “lodazal” de procesos, metodologías y tecnologías heredadas y desplegar un modelo operativo de Nube que responda a las promesas y permita potenciar su transformación digital.
Aunque esta complejidad a la que nos referimos debe tenerse muy en cuenta, tampoco debe desalentar. El hecho de ir a un modelo operativo de Nube presenta algunos beneficios claros: eficiencia de costos, elasticidad y facilidad de administración. Además ofrece la posibilidad de mantenerse actualizados con lo último en tecnología, sin esfuerzo; y sobre todo habilita a los referentes del negocio a concentrarse en su actividad principal.
De hecho, tal como se explica en esta nota de la consultora McKinsey que queremos compartir, al incorporar cuatro cambios en el modelo operativo, las organizaciones pueden acelerar su viaje a la Nube, superar las dificultades de la migración y extraerle todo el jugo al nuevo entorno.
Modelo operativo cloud ready
“Si bien la mayoría de las organizaciones necesitarán adoptar un enfoque de IT de Nube híbrida en el futuro previsible, será difícil capturar gran parte del valor de la Nube sin reinventar la infraestructura de IT que es la zona cero del modelo operativo de la Nube. Si se configura correctamente, la infraestructura puede expandir rápidamente el acceso a nuevos servicios y productos, acelerar el tiempo de comercialización para los equipos de aplicaciones y reducir los costos operativos al mismo tiempo, todo lo cual libera el potencial de innovación de las empresas”, se lee en el artículo que estamos sintetizando.
Para capturar estos beneficios las empresas deben emprender una transformación holística de la infraestructura de IT basada en cuatro cambios que se refuerzan mutuamente: adoptar un modelo de ingeniería de confiabilidad del sitio (SRE), diseñar servicios de infraestructura como productos, administrar los resultados (más que las actividades) y construir un modelo de talento centrado en la ingeniería. Al reunir estas cuatro prácticas en un mismo modelo operativo cloud ready, se logrará una combinación poderosa de capacidades que mejorarán radicalmente la forma en que opera la TI.
De hecho, según los autores de la nota que estamos revisando, con esta combinación hay empresas que mejoraron simultáneamente la resiliencia, la productividad laboral y el tiempo de comercialización en un 20% ó más.
Primer cambio
El primer desafío es adoptar un modelo de ingeniería de confiabilidad del sitio (SRE). Los ingenieros SRE “son el pegamento que une el desarrollo de aplicaciones y los servicios de infraestructura central. Trabajan de manera transversal, asociándose con desarrolladores de aplicaciones, con los encargados de operar las aplicaciones y los equipos de infraestructura. También mejoran la estabilidad y confiabilidad de las aplicaciones en producción y reducen o automatizan las tareas manuales repetitivas para que el equipo de desarrollo pueda concentrarse en la construcción de productos”.
Además los ingenieros SRE pueden ayudar a que las aplicaciones se ejecuten de manera uniforme y coherente en cualquier infraestructura en la Nube, respaldando los esfuerzos de contenedorización y cambio de plataforma.
El modelo de ingeniería de confiabilidad del sitio ofrece beneficios rápidos porque acerca la experiencia en infraestructura a las aplicaciones y permite la colaboración directa y cara a cara entre desarrolladores y expertos en infraestructura. Aporta un cambio sustancial, ya que los recursos de infraestructura se agrupan para que los especialistas funcionales atiendan a toda la cartera de aplicaciones.
Para plasmar este cambio las organizaciones de IT pueden comenzar alineando los equipos de SRE con aplicaciones o grupos de aplicaciones. A medida que aumenta la madurez del modelo operativo y las operaciones se automatizan, los SRE pueden integrarse en los equipos de desarrollo de aplicaciones.
Segundo cambio
La segunda práctica propuesta en esta dinámica de cambios para el modelo operativo de IT es diseñar servicios de infraestructura como productos. Para obtener una infraestructura ágil y lista para la Nube, Infraestructura y Operaciones (I&O) debe organizarse en función de los productos que admite, en lugar de por roles. Para hacerlo, las empresas deben crear equipos de productos ágiles compuestos por personas con áreas de experiencia relevantes, incluidos propietarios de productos, arquitectos de soluciones, ingenieros de infraestructura y software y especialistas en seguridad. Estos propietarios de productos pueden colaborar con los equipos de aplicaciones para comprender qué servicios o productos se necesitan. Y deben trabajar con los equipos de SRE para comprender los desafíos al consumir estos servicios.
¿Cuál es la ventaja clave de esta práctica que se propone? Ayuda a evitar que los equipos de infraestructura desarrollen soluciones que nadie necesita.
Tercer cambio
La tercera práctica propuesta es gestionar resultados versus actividades. Históricamente, la mayoría de las organizaciones se centraron en el seguimiento de las actividades, o tenían diferentes resultados claves (OKR) para distintos equipos, razón por la cual muchas perdían el valor potencial. Si bien este tipo de métricas siguen teniendo su lugar, los equipos de infraestructura listos para esquemas híbridos deben medirse en función de los resultados comerciales, como la adopción por parte del cliente.
Establecer objetivos y resultados clave (OKR) al comienzo de la transformación ayuda a los equipos de infraestructura y desarrollo de aplicaciones a alinearse con lo que quieren lograr con su infraestructura de TI nueva, ágil y automatizada. Estas métricas también crean responsabilidad en todos los equipos.
No obstante, es importante establecer tanto objetivos de arriba hacia abajo, como de abajo hacia arriba, y asegurarse que los mismos sean ambiciosos, tangibles y específicos. Y además hay que contar con las herramientas y el apoyo adecuados para medir los resultados.
Cuarto cambio
La última práctica propuesta es construir un modelo de talento centrado en la ingeniería, esto es, crear un banco de talento de ingeniería que pueda desarrollar soluciones de infraestructura automatizadas. Las organizaciones pueden desarrollar estas capacidades a través de capacitación formal (en el aula), tutoría informal y aprendizaje con ingenieros superiores.
Con estos cuatro cambios coordinados, las organizaciones pueden optimizar sus chances de migrar a la Nube y obtener los amplios beneficios que promete el entorno Cloud. Al fin de cuentas, tal como se indica en la nota que hemos compartido, “construir un modelo operativo de infraestructura de TI para el futuro es un esfuerzo complejo, pero es esencial para las empresas que desean sobrevivir y prosperar al ritmo de lo digital”.
Para ahondar en estos argumentos, invitamos a leer el artículo completo.