Por Alexis Federico Zunino, Project Manager de Baufest.
Quería compartirles la relación que encuentro entre el juego-ciencia y el trabajo de gestión de proyectos. En principio hay ciertas características que tiene el ajedrez que muchas veces nos sirven para la gestión de proyectos. Este juego, en principio, tiene una serie de fases, que son esencialmente tres: apertura, medio juego y final. Con estas fases la idea es conseguir una posición ganadora para llevar al jaque mate.
En el caso de los proyectos también hay fases parecidas: un relevamiento (assessment), un desarrollo y una implementación, por supuesto cada modelo de desarrollo de software tendrá sus fases, pero sirve como modelo conceptual. En general son al menos tres fases y en ellas el objetivo es cumplir con los alcances, los tiempos y los costos para llevar a la satisfacción de los clientes.
Por otro lado, en el ajedrez hay estrategias y tácticas, al igual que en la gestión de proyectos. Las tácticas vendrían a ser ciertas jugadas o pequeñas estructuras que se arman en el corto plazo para llevar a una mejor posición. Y la estrategia tiene que ver con el largo plazo, con la evaluación de posiciones y la elaboración de objetivos y tácticas para posibles movimientos que a futuro conduzcan a una buena posición. Cuando se gestionan proyectos, se debe pensar en acciones que nos posicionen mejor de cara al cliente, los usuarios, el equipo, todos los stake holders.
Adversarios y obstáculos
Para buscar otras equivalencias podríamos decir que en la administración o gestión de proyectos el adversario serían todos los obstáculos que tenemos que transitar y superar. En el ajedrez el principal obstáculo es el adversario y sus piezas.
Por otra parte, en el ajedrez hay un concepto que es el de la “cantidad de material”, que son las piezas en juego, cada una de las cuales tiene un valor simbólico. Pues bien: este concepto se relaciona con los recursos que tenemos como líderes de proyecto. Y la posición de las piezas se puede vincular con la ubicación de cada una de las personas o roles en el marco de un proyecto.
Luego también está la parte de la coordinación de las piezas: por ejemplo un par de alfiles se coordinan mucho mejor que un alfil y un caballo. Entendiendo cómo están distribuidas en el tablero nos llevará a tomar mejores decisiones.
Por lo tanto, tenemos que entender qué piezas son claves en un contexto determinado: por ejemplo, el caballo generalmente funciona muy bien cuando hay muchas piezas o peones en el tablero, ya que al poder saltar se desempeña mucho mejor. Con el alfil sucede lo opuesto: si la posición es cerrada y hay muchos peones, no va a poder trabajar bien, y en cambio sí lo hará cuando esté en posiciones abiertas. Estos conceptos también pueden trasladarse a la gestión de proyectos a nivel empresarial con perfiles de desarrollo front end, back end, testers, researchers, devops, etc.
La mejor apertura
En la administración de proyectos creo que es fundamental la apertura, o las primeras jugadas que uno pueda hacer como líder ya que, el hecho de establecer con el cliente y con el propio equipo cómo van a ser las reglas, y cómo se va a gestionar, aportará mucha claridad. Por lo tanto, es una buena forma de hacer la apertura.
Trasladando lo anterior a acciones más concretas, se debe hacer un buen kick off, definir bien los alcances, que cada uno tenga bien claros los roles, establecer cómo van a ser las ceremonias, cómo se va a organizar el trabajo y cuáles serán los objetivos… Todo eso establecerá las bases de cómo nos vamos a desempeñar y qué intentaremos hacer.
Resolución de problemas
Está comprobado que el estudio y la práctica frecuente del ajedrez potencia las habilidades cognitivas. Y también la capacidad de memorización y la concentración. Es un ejercicio que ayuda a resolver mejor los problemas, ya que conduce a evaluar más alterativas. Esto es clave para los líderes de proyecto, ya que nuestro trabajo pasa básicamente por resolver problemas.
Naturalmente entre el ajedrez y la gestión de proyectos también hay grandes diferencias. En el caso del ajedrez cada pieza cumple su rol: no se queja y no tiene sentimientos ni prejuicios y hace lo que el jugador le indica. En cambio, en la gerencia de proyectos está toda la parte humana de por medio. Es decir que además de pensar una estrategia y seguirla con todas las piezas y el equipo de trabajo, hay que tener habilidades para convencerlos, alinearlos y transmitir las ideas respetándolos a todos como personas. En este sentido la gestión de proyectos es mucho más difícil que el ajedrez.
La importancia de estudiar
En la gestión de proyectos muchas veces los obstáculos son impredecibles -como los movimientos que puede hacer el rival en el ajedrez-. No obstante, en el juego-ciencia es muy útil conocer sobre estrategias, prácticas, tácticas y partidas: el estudio brinda experiencia para reconocer ciertas posiciones y saber cómo actuar. Y lo mismo ocurre en la gestión de proyectos: muchas veces se dan patrones similares, y si uno leyó, aprendió y se capacitó sobre algunas acciones que fueron exitosas en ciertos proyectos, y advierte un contexto similar, puede replicar esas acciones que muy probablemente lo lleven a una buena posición.
La gestión de proyectos de desarrollo de software es un campo relativamente nuevo. En cambio, el ajedrez empezó en el siglo III AC, y hay mucho más material para leer. Pero la práctica del ajedrez también lleva a entender que estudiar es la única manera de avanzar. La intuición no existe como diferencial, porque del otro lado seguramente hay otra persona que estudió y que sabe cómo responder a tu creatividad de tres movimientos… Y lo mismo pasa con la gestión de proyectos: hay cosas que ya ocurrieron, que ya las estudiaron y en todo el mundo se fueron haciendo aportes para resolverlas con distintas metodologías. Hay que aprovechar ese material. No hacerlo sería una picardía.
Lograr el cierre de los proyectos siempre es un desafío para el PM, les dejo esta frase de Rudolph Spielmann que me fue inspiradora en contextos de proyectos complejos. «Juega la apertura como un libro, el medio juego como un mago y el final como una máquina».
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